Cuando una persona fallece dejando varios herederos, uno de los momentos más delicados llega con el reparto de la herencia. Lo que en teoría debería ser un trámite legal puede convertirse en un foco de conflictos familiares si no se gestiona adecuadamente.
El primer paso es entender que la herencia constituye inicialmente una comunidad hereditaria. Hasta que no se firma la escritura de adjudicación en notaría, todos los herederos son copropietarios de los bienes, sin que ninguno pueda disponer libremente de ellos. Esta situación exige consenso para avanzar en el reparto.
Los conflictos más habituales suelen estar relacionados con tres puntos:
- Valoración de los bienes: es frecuente que los herederos discrepen sobre el valor real de inmuebles, vehículos u otros activos. Para evitar discusiones, lo más recomendable es recurrir a una tasación profesional.
- Reparto desigual de bienes: en herencias con varios inmuebles o bienes indivisibles, algunos herederos pueden sentir que salen perjudicados. Aquí la solución pasa por compensaciones económicas o adjudicaciones equitativas según valor.
- Falta de acuerdo entre herederos: si alguno se niega a firmar la escritura de partición, la herencia no puede cerrarse de forma voluntaria y habrá que acudir a la vía judicial.
Existen fórmulas legales para evitar que estos conflictos se enquisten. Una de ellas es el nombramiento de un contador-partidor, figura que puede designar el testador en vida en su testamento o, en su defecto, ser nombrada judicialmente. Su papel es elaborar un reparto objetivo y conforme a la ley.
También se recomienda elaborar un cuaderno particional, documento donde se detallan todos los bienes, deudas, valoraciones y adjudicaciones. Al estar plasmado por escrito, ayuda a dar transparencia al proceso y reduce la posibilidad de malentendidos.
En casos extremos, si los herederos no logran ponerse de acuerdo, cualquiera de ellos puede solicitar la división judicial de la herencia. En este procedimiento, será un juez quien determine el reparto, lo que alarga el proceso y puede generar más costes, pero garantiza una solución definitiva.
En resumen, una herencia con varios herederos requiere diálogo, asesoramiento profesional y, en muchos casos, la intervención de un notario. Prevenir conflictos familiares está en manos de todos: otorgar testamento en vida, valorar correctamente los bienes y, llegado el caso, recurrir a profesionales que aporten imparcialidad y soluciones prácticas.


